lunes, 14 de abril de 2014

Huellas de dinosaurios en los renglones de la Tierra

A menudo se comparan las capas formadas por las rocas sedimentarias con las páginas de un libro que contiene unos cuantos capítulos de la historia de nuestro planeta; entre ellos el singularísimo capítulo de la historia de la vida. Normalmente, los sedimentos se organizan en capas horizontales, amontonadas unas encima de otras; el resultado se asemeja a un libro cerrado que reposa sobre una mesa: sólo podemos ver el contenido de su portada. Si las capas sedimentarias, llamadas estratos, no se han movido desde el momento de su formación, la única forma de conocer el contenido de las capas depositadas antes que la última está condicionada a que haya actuado un eficaz aliado de los paleontólogos, la erosión.
Los procesos erosivos actúan como una lija gigantesca que desmantela las capas superiores y genera relieves que permiten el acceso a las capas que anteriormente estaban ocultas. Bien es cierto que, gracias al progreso tecnológico, se han conseguido perforar las capas mediante sondeos que recuperan información puntual de los estratos y que también se han desarrollado métodos indirectos de prospección geofísica mediante los que se pueden conocer las características del subsuelo, incluso hasta el mismísimo centro de la Tierra (al que -más que previsiblemente- nunca accederemos en carne y hueso). En cualquier caso, estas técnicas son costosísimas y se emplean en pocos lugares y con fines muy concretos, mientras que barrancos para escudriñar las capas terrestres los hay por todo el planeta (y algunos son muy profundos, como el famoso Gran Cañón del Colorado).

Gracias a la verticalidad de las capas depositadas hace unos 150 millones de años en Aguilar del Alfambra (Teruel), y a una ayudita adicional de la erosión, un equipo de paleontólogos ha podido "leer" un puñado de pequeños relieves que sobresalen de la parte inferior de un estrato. Y el relato que describen esos renglones -escritos en poco más de 12 metros cuadrados de una roca caliza- es que dos tipos de dinosaurios pasaron por allí caminando en la misma dirección, en idéntico sentido y a semejante velocidad: tres estegosaurios -cuadrúpedos- de pequeño tamaño y cinco dinosaurios bípedos, más pequeños todavía, que recorrieron ese mismo camino después de los estegosaurios.