Al contrario de lo que mucha gente cree, el insomnio no es un trastorno únicamente nocturno. También deja huellas durante el día, tal y como acaba de demostrar una investigación estadounidense.
Sus datos demuestran que el cerebro de quienes sufren este problema es diferente del de aquellos que duermen a pierna suelta. Y que esas divergencias también son patentes en los periodos de vigilia.
Se ha podido comprobar que las personas con insomnio muestran una mayor actividad y plasticidad en la zona del cerebro que controla el movimiento.
Las neuronas de la corteza motora, explican los investigadores, muestran una mejor adaptación a los cambios y una mayor actividad. Esto supondría, según su tesis, que las personas con insomnio están en un estado constante de procesado de información en esta área, lo que podría explicar por qué tienen una peor calidad del sueño.
Para llevar a cabo su investigación, usaron una técnica llamada estimulación magnética transcraneal, que permite administrar corrientes eléctricas al cerebro de forma menos agresiva que elelectroshock y ya se usa en algunos casos como tratamiento para la depresión.
La utilizaron en 28 personas con insomnio y en otras 18 que no tenían ningún problema para dormir. A cada participante se le colocaron electrodos en su pulgar dominante y un dispositivo para medir la velocidad y la dirección del movimiento. Acto seguido, estimularon la corteza motora para evaluar los movimientos involuntarios que realizaba el dedo.
Más tarde, les instruyeron para mover el dedo en el sentido contrario al que les producía el movimiento involuntario y volvieron a utilizar la corriente.
Los investigadores partían de la hipótesis de que los insomnes tendrían menos habilidad para mover el dedo que el resto de los participantes, dados los problemas de concentración y falta de memoria que se han registrado entre este grupo de pacientes.
Sin embargo, los resultados fueron completamente los contrarios a los esperados. Los cerebros de los insomnes tenían más plasticidad que el resto.