Si fuera posible viajar en el tiempo, muchos niños del siglo XXI perderían una carrera con quienes hoy son sus padres o abuelos. El dato acaba de presentarlo un equipo de investigadores australianos en el congreso que la Asociación Americana del Corazón (AHA) está celebrando en Dallas (EEUU) y preocupa por las implicaciones que conlleva.
"Si una persona no está en forma de pequeño, tiene muchas más posibilidades de desarrollar problemas como la enfermedad cardiovascular más adelante", ha señalado Grant Tomkinson, principal investigador de este estudio que demuestra que, en términos generales, los jóvenes actuales corren peor de lo que lo hacían sus predecesores.
Junto a sus colegas, Tomkinson repasó unos 50 estudios que, entre 1964 y 2010 habían reflejado las habilidades atléticas de jóvenes de entre 9 y 17 años en 28 países. En total, el análisis contó con datos de más de 25 millones de niños que, entre otros detalles, daban muestra de cuánto podían correr en un tiempo determinado o cuánto tardaban en completar una distancia prefijada (la mayoría, no superior de los 3.200 metros). Con esas cifras, los investigadores realizaron un cálculo de la resistencia cardiovascular de los participantes.
En la evaluación, los investigadores comprobaron enseguida que a lo largo de los 46 años estudiados, esta resistencia había ido disminuyendo. Es más, la reducción era palpable en las diferentes zonas estudiadas (pese a que se encontraron variaciones entre países) y tanto en chicos como en chicas de diferentes edades.