Estar sometido día tras día y durante años a la contaminación atmosférica no sólo aumenta considerablemente el riesgo de cáncer,especialmente el de pulmón, también resta años de vida. Así lo demuestra un nuevo estudio, el más grande realizado hasta la fecha y en el que participa España. Concretamente, por cada incremento anual de cinco microgramos por metro cúbico de unas partículas contaminantes conocidas como PM 2.5, presentes en el humo del tráfico, la calefacción urbana y las plantas eléctricas de carbón, aumenta el riesgo de muerte prematura en un 7%.
Y lo peor es que este robo de vida ocurre incluso cuando los valores de estas partículas en suspensión están por debajo de los límites máximos establecidos por Europa, 25 microgramos por metro cúbico al año. Es decir, no hay umbrales seguros y así lo confirma cada uno de los estudios que se van publicando sobre los efectos de la contaminación ambiental. Los últimos señalaban que precisamente los niveles permitidos por la UE son capaces de aumentar el riesgo de morir por un problema cardiaco y aún más. Las madres expuestas a la emisión de contaminantes en la atmósfera son significativamente más propensas a tener hijos de bajo peso al nacer.
Una suma de evidencias que ahora se renueva con la conclusión de esta investigación, liderada por Rob Beelen, de la Universidad de Utrecht (Países Bajos). "Pocos estudios han analizado la relación entre las partículas en suspensión PM 2.5 y la mortalidad", argumenta el autor. Con el objetivo de averiguarlo, se inició un gran proyecto compuesto por 13 países europeos, entre ellos España, a través del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y del Ciber en Epidemiología y Salud Pública -Ciberesp-. En total, se han recabado datos de 367.251 personas de 22 estudios diferentes durante casi 14 años.