En el encuentro sobre alergias que este viernes ha tenido lugar en la sección de Salud de EL MUNDO, muchas han sido las preguntas de los internautas referidas a su preocupación como padres después de que este miércoles falleciera un niño de seis años tras ingerir un yogur de soja, en teoría compatible con la alergia que presentaba. Una de ellas quería saber si es recomendable tener en el botiquín de casa medicamentos para hacer frente a una reacción alérgica en niños que a priori no tenían síntomas.
Según el jefe de servicio de Alergia e Inmunología del Hospital Quirón Bizkaia y secretario de la Organización Mundial de Alergia, "en principio, si no hay una causa conocida en la familia de que se puede sufrir una alergia grave, no haría falta tener este tipo de medicamentos, tales como la adrenalina". Argumenta que a veces, el uso incorrecto de un medicamento, en este caso de la adrenalina, "puede ocasionar más daño que el que se pretende resolver".
Cabe señalar que, "ni mucho menos, todos los alérgicos, sobre todo los primeros años de vida, a proteínas de la leche y huevo suelen estar asociados a crisis de anafilaxia". No obstante, subraya, es importante "hacer un seguimiento cada seis meses o un año para ver cómo va la evolución" del menor.
Aparte de las alergias alimentarias, los internautas también han mostrado interés por las alergias al polen y las mejores estrategias para combatirlas. Ansótegui recuerda que hay tres formas de tratamiento. El primero consiste en "evitar la exposición al alergeno. Al tratarse del polen, el experto propone evitar los parques, no hacer jardinería, evitar acercarse a sitios donde están cortando la hierba... Por otro lado, "circular en los coches con ventanillas cerradas y filtros antipolen, utilizar gafas de sol que también tengan un efecto pantalla protector, etc.". En general, añade el especialista, "intentar reducir los sitios de mayor concentración de polen".
La segunda forma de tratamiento se centra en los síntomas. Son medicamentos que controlan la aparición de los síntomas, "pero no ejercen otra función, es decir, cuando se dejan de tomar, si sigue habiendo alergeno, se manifiestan de nuevo los síntomas". Los fármacos más importantes en este campo son los antihistamínicos y los corticoides nasales, así como leucotrienos en el caso de las rinitis y corticoides inhalados broncodilatadores y antileucotrienos en el caso del asma.
La tercera vía de tratamiento es la inmunoterapia, que lo que pretende es "modificar el sistema inmunológico para que el paciente deje de ser alérgico". En este punto, subraya que para ser candidato a las vacunas, "es imprescindible hacer un diagnóstico preciso de la alergia del paciente y sobre todo de los alergenos que no se pueden evitar". Además, se tiene que comprobar que el paciente tiene "cierto grado de síntomas y que al menos se repiten durante dos años. Estos serían candidatos, aunque siempre hay que tener en cuenta que la inmunoterapia se debe hacer por lo menos durante tres años".