miércoles, 5 de marzo de 2014

Un virus revive tras 30.000 años congelado en Siberia

En pleno siglo XXI, un grupo de investigadores ha dado con el virus más grande de la historia: Pithovirus sibericum. Pero, a pesar de su gran tamaño, no es lo más peculiar de este organismo. Ha permanecido 30.000 años bajo el hielo de Siberia y acaba de ser reactivado en un laboratorio.
Aunque se encontraba a 30 metros de profundidad entre las capas heladas de la tundra siberiana, conocidas como 'permafrost', alejado de la luz y del oxígeno, su material genético se ha mantenido en perfecto estado de conservación.
Imagen al microscopio de una ameba infectada por el virus gigante
Pithovirus ha permanecido latente durante, al menos, 30.000 años, hasta que los científicos que lo han rescatado utilizaron amebas -un organismo unicelular- para comprobar si todavía podía comportarse con normalidad.
«Debido a que las condiciones cambiaron, el virus se descongeló y se reactivó», cuenta a EL MUNDO Chantal Abergel, investigadora de la Universidad de Marsella (Francia).Durante las 12 horas siguientes a su reactivación, «el virus se introdujo en la ameba y se multiplicó cientos de veces. La ameba murió por rotura [denominado ciclo lítico] y apareció una nueva generación de virus», detalla la investigadora francesa.
Los científicos dieron con este virus gigante en el año 2000 en Chukotka, al noreste de Rusia. Este nuevo agente patógeno se añade a la pequeña lista de virus gigantes compuesta por Pandoravirus,Mimivirus y, ahora, Pithovirus. Los Mimivirus son el género que contiene el mayor material genético y los Pandoravirus eran, hasta ahora, los que tenían mayor tamaño: 1µ (micras) de longitud y 0,5µ de diámetro. Tras este nuevo descubrimiento, Pithovirus desbanca a losPandoravirus ya que mide 1,5µ de longitud, lo que es comparable en tamaño a una pequeña bacteria.
Además, plantean que este virus pudo infectar a los últimos neandertales que vivieron en la Tierra. «Los restos de los últimos Neandertales (hace 28.000 años) han sido localizados en Rusia. Estos ancestros vivieron, padecieron enfermedades y murieron. Es interesante pensar que, tal vez, el virus les pudo infectar», destacan los científicos.