lunes, 10 de febrero de 2014

El químico que inventa compañías farmacéuticas 'verdes'

Es probable que a muchos lectores se les atragantasen en el instituto las reacciones químicas de oxidación y reducción. Pero seguro que no se le complicaron tanto a sus propios pulmones. El intercambio de electrones entre dos reactivos (uno se oxida y el otro se reduce) es el prodigio que ocurre en nuestro cuerpo más de 20.000 veces al día cada vez que respiramos. Y también es la clave de la fotosíntesis que mantiene con vida a todo el reino vegetal. Pero este proceso químicose utiliza en multitud de industrias para producir todo tipo de sustancias. Normalmente tiene un coste en forma de residuo, ya que es necesario usar un compuesto químico capaz de ceder electrones y que queda como desecho después de la reacción. Pero, ¿qué ocurriría si se pudiese utilizar agua como donador de electrones y no hubiese residuos?
El investigador Avelino Corma mostrando un modelo químico.
Eso mismo es precisamente lo que acaba de descubrir un equipo de científicos liderado por el prestigioso investigador español Avelino Corma, del Instituto de Tecnología Química, dependiente de la Universidad Politécnica de Valencia y del CSIC. El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, propone un método que permite producir un gran número de principios activos usados en la industria farmacológica utilizando agua como compuesto donador de electrones y luz -visible o ultravioleta- como la fuente de energía necesaria para encender la mecha de la reacción química.
En los procesos que implican el uso de enzimas para producir fármacos siempre es necesaria la presencia de otro compuesto, llamado cofactor, que ayuda a la enzima a actuar aportándole los electrones que necesita para activarse. Pero, una vez que ha cedido estas partículas cargadas negativamente, el cofactor queda desactivado y es preciso volver a activarlo con otro compuesto capaz de devolverle sus electrones. En la industria farmacéutica actual, para esto se usan unas moléculas llamadas cosustratos, pero una vez que han realizado su trabajo quedan como un residuo químico del que hay que deshacerse.