Los ojos perciben de forma diferente los objetos brillantes y los oscuros
Por eso leemos mejor un texto escrito en negro sobre blanco que al contrario
Galileo Galilei fue el primero en descubrir que la apariencia de los planetas variaba en función de cómo se observaran. Cuando miraba al cielo sin más ayuda que sus ojos, Venus le parecía mucho mayor que Júpiter. En cambio, a través del telescopio, el lucero del alba se vislumbraba de un tamaño mucho menor que el del astro gaseoso.
El científico italiano enseguida se dio cuenta de que la clave de esta aparente contradicción tenía que estar en sus ojos, que ponían una especie de halo luminoso a Venus, pero creyó que era una cuestión óptica y no pudo averiguar por qué sucedía. Dos siglos después, el alemán Hermann von Helmholtz sugirió que el quid tenía que estar en la percepción sensorial, pero tampoco pudo hallar la causa última. Hoy, un equipo de investigadores con participación española ha conseguido por fin desentrañar la paradoja. Y ha demostrado que se debe a que nuestros ojos perciben de forma diferente los estímulos claros y los oscuros cuando se encuentran en un ambiente de contraste.
En la retina, hay distintos mecanismos que se activan cuando llega información desde el exterior. Si se trata de un objeto brillante procedente de un entorno oscuro -como una estrella en la noche- se activa un canal de información neuronal denominado luz ON. En cambio, si es un objeto oscuro colocado en un fondo claro lo que estamos viendo -como una mosca en un día soleado-, lo que se activa es otro canal de información neuronal llamada luz OFF.
Un equipo dirigido por José Manuel Alonso -que dirige un laboratorio de Neurociencia Visual en la State University de Nueva York-, ha demostrado que las neuronas que se ponen en marcha en el mecanismo OFF realizan una representación ajustada al tamaño real de los objetos. En cambio, las que actúan en el canal ON exageran su respuesta de forma que el estímulo parece mayor de lo que realmente es.
Por eso, cuando Galileo miraba directamente al cielo, veía al brillante Venus mucho mayor que el apagado Júpiter. Sin embargo, al usar el telescopio, llegaba más luz desde el exterior a su ojo, el contraste era menor y, por tanto, las dimensiones de los astros -en realidad Júpiter es el planeta de mayor tamaño del Sistema Solar- se ajustaban mejor a la realidad.