Tras haber ganado el Hallazgo del Año de la revista 'Science' y el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, junto con su colega belga François Englert y el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de Ginebra, Peter Higgs es el claro favorito para ganar este año el premio Nobel de Física. Desde que en 2012 el CERN confirmara la existencia de la partícula bautizada con el nombre del científico británico -el bosón de Higgs-, su nombre ha sonado con fuerza para recibir el galardón de la Academia de Ciencias sueca, que se anunciará el martes por la mañana en Estocolmo.
Al fin y al cabo, la trascendencia de la llamada 'partícula de Dios' para la Física (aunque a Higgs no le gusta nada este apodo) se ha comparado con la importancia que tuvo el hallazgo del ADN para la biología. La comprobación de la teoría que postuló Higgs hace casi medio siglo, en 1964, era la pieza que faltaba para explicar cómo la materia adquiere su masa, y así apuntalar el Modelo Estándar que rige la Física del universo tal y como la conocemos.
Si no fuera por el bosón de Higgs, las partículas fundamentales de las que se compone todo, desde un grano de arena hasta las personas, los planetas y las galaxias, viajarían por el Cosmos a la velocidad de la luz, y el Universo no se habría 'coagulado' para formar materia.