Numerosas investigaciones han demostrado que sufrir una experiencia traumática aumenta el riesgo de padecer secuelas incluso años después del suceso. Se trata de episodios de alto impacto, que hacen saltar por los aires la vida de quien los experimenta.
Pero, ¿qué pasa con los 'golpes' que no se consideran excepcionales? ¿cuál es el efecto de los problemas, conflictos y cambios que marcan lo que se puede llamar una vida normal? Una investigación ha tratado de arrojar un poco más de luz sobre estos factores de estrés psicosocial y sus consecuencias para la salud neurológica.
Sus datos, como de costumbre, advierten de los riesgos de vivir rodeado de quebraderos de cabeza, sobre todo en la mediana edad. "Nuestro estudio muestra que factores comunes de estrés psicosocial pueden tener consecuencias severas y prolongadas tanto de tipo fisiológico como de tipo psicológico", señalan los autores de esta investigación que acaba de publicar la revista 'BMJ Open'. Sus conclusiones, de hecho, ponen sobre la mesa una estrecha relación entre el número de estresores que sufre una persona en la mitad de su vida y sus posibilidades de sufrir demencia décadas después.
Para llegar a estos resultados, estos científicos liderados por Lena Johansson, de la Unidad de Epidemiología Neuropsiquiátrica de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), realizó un seguimiento a 800 mujeres suecas nacidas entre 1914 y 1930 durante un periodo de aproximadamente 40 años.